Hablar con una pareja sexual sobre el uso de protección puede resultar un tanto incómodo, pero el sexo seguro es lo mejor, y el buen sexo empieza con una gran comunicación. Si eres una persona activa sexualmente, es importante que te asegures de protegerte contra las ETS y, si temes quedarte embarazada, contra embarazos no deseados. Una charla de cinco minutos al principio de un encuentro sexual puede no ser de lo más excitante, pero te mantendrá a salvo de tener una conversación incluso más difícil después. Lee nuestros mejores consejos para tener una conversación sobre sexo seguro.
Consulta contigo mismo primero
Antes de ir a lo bueno, es importante que te asegures de que estás totalmente preparado y cómodo con lo que va a suceder. Disfruta de un momento de relax contigo mismo en el baño y repasa tu lista mental: ¿Quiero tener sexo con esta persona? ¿Cuáles son mis límites y se los he contado ya? ¿Cuándo fue la última vez que me hice un chequeo de salud sexual y estoy dispuesto a preguntarle cuándo hizo lo mismo? ¿Tenemos la protección que necesitamos? Los cimientos de un sexo fantástico son sentir seguridad y sentir que te ven y te escuchan, así que comprueba que tienes las respuestas a todas estas preguntas antes de ponerte al tema.
Vale, tienes protección, ¿ahora qué?
Es tan fácil dejarse llevar por el calor del momento y olvidarse de tener la conversación sobre la protección… especialmente si la ropa ya voló. La comunicación es la clave en toda experiencia sexual y puede ser complicado concentrarse en otra cosa cuando alguien te está besando o tocando. El modo en el que le hables a tu/s pareja/s sobre seguridad y protección es tan importante como lo que dices: así que intenta sacar el tema de una forma amable. Si quieres preguntarle a tu pareja sobre su último chequeo de ETS, asegúrate de que queda claro que no es algo personal y que se trata de seguridad y salud. Si uno necesita usar condón o un protector para el sexo oral, podrías empezar diciendo lo excitado que estás y que usar protección te hará sentir mucho más cómodo y te permitirá dejarte llevar y disfrutar.
No arruinará el momento, lo prometemos
Antes de comenzar con el asunto de añadir la protección sexual a la receta, podéis dedicar tiempo a explorar el cuerpo de cada uno sin que ninguna parte entre en contacto con los genitales. Disfruta de la sensación de besar, abrazar, tocar a tu pareja por debajo de la camiseta… la lista sigue y sigue. Cuando llegue el momento de usar protección, ya estaréis bien lanzados, así que no será un cortarrollos. Si usas condón, puedes pedirle a tu pareja que te lo ponga. Si usas lubricante, tómate tu tiempo para echártelo o pídele a tu pareja que lo haga por ti. La protección no le resta intensidad a los preliminares o a nada relacionado con tener sexo, solo lo hace más seguro, lo que significa que puedes dedicar toda tu atención a las sensaciones que estás experimentando o proporcionando a alguien.
Si tu pareja dice “no” a la protección…
A veces, la persona con la que estás a punto de hacerlo puede resistirse a la sugerencia de usar protección. Comentarios como “es que con condón no es lo mismo” o “no hace falta, no tengo nada” son bastante comunes. La cosa es, solo TÚ estás al mando de tu cuerpo y si tener sexo seguro es vital para ti, entonces tienes todo el derecho de decidir no continuar. Además, si una pareja se niega a usar condón o a responder a cualquiera de tus preguntas sobre salud sexual, llega la gran pregunta: ¿Cuántas veces lo habrá hecho sin protección? Si tu pareja se enfada ante la idea de usar protección, es mejor que veas esta bandera roja antes de empezar nada. Tú siempre, siempre, tienes el derecho a cambiar de opinión antes o durante el sexo, y tu pareja debe respetarlo totalmente.
Ser responsable de tu propia salud sexual es importantísimo y asegurarte de que la persona con la que tienes relaciones lo respeta es la clave. Te mereces tener sexo ardiente, divertido, sexy, apasionado, tierno y que sea lo más seguro posible. Confía en que tu cuerpo merece estar protegido. Cualquiera que diga otra cosa no merece estar en tu cama, y ya está.