Cada uno se comporta de forma diferente en las relaciones: a algunos nos ENCANTA pegarnos a nuestra pareja, mientras que otros prefieren mantener su propio espacio (y no estamos hablando de hacer la cucharita o no). Dicho esto, si analizásemos nuestras relaciones pasadas, probablemente veríamos que hemos vivido experiencias similares. ¿El motivo? Nuestro comportamiento en las relaciones (tanto el bueno como el malo) puede verse influenciado por nuestros estilos de apego. La organización benéfica sobre relaciones Relate explica:
“Tu estilo de apego describe los modos en los que es más probable que te comportes en las relaciones, cómo podrías actuar ante cosas como el compromiso, la comunicación, mantener límites y demás. En otras palabras, cómo te sientes con el proceso de “unirte” a alguien”.
Tema profundo, pero las buenas noticias son que identificar nuestro estilo de apego puede ayudarnos a entender por qué nos comportamos de la manera en que lo hacemos y ayudarnos a crear relaciones más sanas en el futuro.
¿De qué va la teoría del apego?
La teoría del apego puede sonar a algo sacado de una conferencia universitaria, pero la verdad es que nos afecta a todos. Es una teoría creada por el psicoanalista británico John Bowlby, que la usó para estudiar las relaciones de los niños con sus padres. En los ochenta, dos psicólogos descubrieron que los los tres estilos de apego de Bowlby podrían aplicarse también a las relaciones románticas entre adultos. A continuación, describimos cada estilo y cómo podría afectar a nuestras relaciones. Ten en mente que la mayoría de la gente no se incluye solo en uno al 100 %, pero la categoría con la que más nos identificamos nos puede dar alguna pista sobre por qué nos sentimos o actuamos de una determinada manera.
1. Estilo de apego ansioso
Los que sienten este tipo de apego disfrutan al estar cerca de su pareja, pero tienden a sentir más inseguridad y ansiedad que los de otras categorías. Puede deberse a relaciones irregulares con quien los cuidaba de pequeños: ya sea porque los padres no estaban ahí siempre que los necesitaban o tenían un estilo de paternidad poco constante, a veces cercano y otras veces más distante.
Todos sabemos lo molesto que es cuando se cancela una cita en el último minuto, especialmente si ya nos hemos vestido y preparado mentalmente. Normalmente, pequeñas circunstancias como esta se podrían hablar y ya está, pero para los que tienen este estilo de apego, pueden interpretar la cancelación como un rechazo y los puede llevar a una espiral de ansiedad. Nada divertido. También se pueden preocupar por lo que hace su pareja cuando no está con ellos, o ser muy susceptibles a pequeños cambios en su comportamiento, tomándoselo como algo personal.
2. Estilo de apego evitativo
Al otro lado del espectro tenemos el patrón evitativo, que a menudo se presenta como relaciones románticas en las que nos saboteamos a nosotros mismos. Es probable que estas personas hayan sufrido algún trauma en su infancia o haber descubierto que sus cuidadores no satisfacían sus necesidades. Debido a esto, pueden formar la creencia de que una pareja nunca estará ahí realmente para ellas y crear distancia como método de defensa.
Este estilo de apego puede hacer que no se lleguen a comprometer en sus relaciones o cortarlas después de unas pocas citas. Si estamos en esta categoría de apego y en una relación, tendemos a concentrarnos en los pequeños defectos de nuestra pareja y los usamos para convencernos de que estamos mejor solos. Básicamente, este patrón de apego se convierte en una especie de profecía autocumplida: si nos metemos en una relación esperando que termine en lágrimas, probablemente así será.
3. Estilo de apego seguro, ¡premio!
El estilo de apego seguro es el mejor de todos. Al igual que los otros dos estilos, este también se forma en la infancia. Las personas que se identifican con este estilo, probablemente hayan tenido cuidadores presentes emocional y físicamente, y han sido capaces de expresar sus emociones. No significa necesariamente que la relación fuese perfecta, sino que se han podido hablar y solucionar los problemas.
Estas personas no se ven desconcertadas por el compromiso en las relaciones y no tienen que luchar contra sentimientos intensos de ansiedad o de evitación. Estos afortunados se sienten a gusto pasando tiempo con su pareja, aunque también disfrutan haciendo cosas por su cuenta. Como en cualquier relación, habrá algún que otro problema (nadie se libra), pero podrán manejarlo de forma saludable.
Entonces… ¿Qué significa todo esto?
Estos últimos estilos de apego muestran que estás buscando una pareja para satisfacer necesidades emocionales que no estás cumpliendo por ti mismo. Ser consciente de ello es muy importante: te da el punto de partida para determinar lo que necesitas abordar. Si tienes un estilo evitativo, puede ser aprender a dejar “entrar” a tu pareja; y si tienes un estilo ansioso, puedes empezar a trabajar en tu autoestima hasta que seas capaz de ver que eres más que suficiente. No importa cuál sea tu estilo de apego, las relaciones requieren trabajo por parte de todas las personas involucradas, y te mereces al 100 % estar en una relación sana y feliz.