De Valencia dicen que es la ciudad de la luz. Y claro que lo es, porque a ver qué otra ciudad de España, tiene hasta un filtro de Instagram con su nombre. Sea como fuere es la ciudad de la calidad de vida, el ocio, la traca, la fiesta, las fallas y la horchata. Lleva varios años siendo considerada como la mejor ciudad del mundo para vivir y claro, esto también hace que sea una ciudad perfecta para enamorarse. Tras unos meses de letargo, la ciudad vuelve a la vida y lo hace más bonita que nunca.

La Valencia junto al mar Mediterráneo

Valencia vive de cara al mar. ¿Cómo si no? La playa de la Malvarrosa, la de la Patacona, el Saler... Esta última todavía se conserva en modo natural, con sus dunas originales. Será por playas. Y todas son perfectas para una cita veraniega, plantar la sombrilla y dejarse mecer por las olas del Mediterráneo. Pero hay vida más allá de la arena. Chiringuitos, beach clubs, gastro mercados y restaurantes con vistas. ¿Comida con los pies metidos en la arena? Por supuesto, en chiringuitos como una de las últimas aperturas de la ciudad, la Playa de Moda. Planteado como si de un kiosco de playa de los 80 se tratara, cuentan con un menú único diario: paella, sangría y que surja el amor. ¿Una cena junto al mar? En Panorama, una terraza literalmente sobre el mar. ¿Un poco de fiesta juntos? En Marina Beach Club, situado en un enclave privilegiado, la Marina Real. El club va mutando desde las mañanas más relajadas tomando el sol en su piscina, hasta las opciones de tarde y las noches a la luz de la luna de Valencia, que poco a poco van volviendo a su ser. Hasta podéis dar un paseo entre puertos y canales. No es Venecia, pero como si lo fuera, porque Port Saplaya, muy cercana a Alboraia, se construyó como si fuese una de las coquetas urbanizaciones y ciudades de Italia o Francia. Fachadas de colores, azulejos, fuentes y barquitos que se amontonan junto a las casas. Más instagrammeable y coqueto, imposible.

Como si fuerais turistas culturales

¿Sabías que en 2022 Valencia será la Capital Mundial del Diseño? Valencia es creatividad, innovación y talento. Así que la cita ideal puede pasar por redescubrir juntos todos sus alicientes culturales más modernos, como si fueses un turista más perdido entre sus calles. Porque pocas ciudades tienen un símbolo del modernismo como el Mercado Central, donde además de empaparos del colorido de la huerta y los productos valencianos, podréis tomar un aperitivo en puestos como Central Bar. Y hablando de Modernismo, imprescindible es recorrer las callecitas de azulejos de cerámica del mil colores del Cabanyal, su distrito marinero. ¿Vanguardia? A raudales la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un espacio que parece salido del futuro o en el IVAM, el Instituto Valenciano de Arte Moderno con una colección permanente para recorrer en una cita cultureta. El amor también puede surgir entre las monumentales columnas de la Lonja de la Seda, que este año cumple 25 como Patrimonio de la Humanidad...

Valencia desde las alturas

Un mirador para dominarlos a todos. Nos sentimos atraídos por las vistas panorámicas y disfrutarlas en compañía es de lo más estimulante. Las hay para cenar y tomar una copa, como la terraza Ateneo Sky Bar, con vistas a la Plaza del Ayuntamiento, la del nuevo Palacio Vallier, que mira la Plaza de la Virgen o la que corona las alturas del Barceló Valencia, 270º Sky Bar, con una panorámica al skyline futurista de Calatrava. Pero también hay otras que conectan con la historia de la ciudad, como las Torres de Serranos o el Miguelete. No todos saben que tras 200 escalones -hay que estar en plena forma- se puede acceder a lo alto de la torre. ¿El premio? Valencia y su casco histórico como telón de fondo. ¿Un plus? Subir al atardecer, hasta el que el día da paso a la noche y sale a escena la mítica luna de Valencia. No la hay igual.

Conexión con lo natural

Si tu cita se describe como amante de la naturaleza, el romanticismo se lleva al siguiente nivel con un plan que los valencianos hacen poco, pero que es una de las experiencias más bonitas en la ciudad, un paseo en barca por la Albufera al atardecer. Todo un regalo de la naturaleza, porque paran en medio del lago para divisarlo. Bandadas de aves, el día apagándose en mil y un colores, el suave mecer del agua... La experiencia es inolvidable.

Horchata, paella, esmorçar... La ciudad en modo foodie

A muchos se nos conquista por el estómago y Valencia es la ciudad perfecta para ello. En los últimos años, el boom gastronómico de la ciudad ha sido alucinante. Y lo mismo se disfruta de la icónica paella a pie de playa, en restaurantes ubicados literalmente sobre la arena, como el Duna Saler, que de propuestas de cocina viajera o grandes experiencias en restaurantes con estrella. ¿Foodie en busca de estrellas? Reserva en el restaurante 2 estrellas de Ricard Camarena, ubicado en Bombas Gens, centro de arte y espacio cultural de la ciudad. ¿Un restaurante de cocina del mundo? Bouet, que tal y como ellos mismos afirman, se ha diseñado para generar emociones vinculadas al placer en todos sus sentidos, haciendo especial hincapié en el gusto con sabores exóticos. ¿Una horchata? En el mítico Daniel de Alboraia. Y si tu cita es de fuera, le dejarás boquiabierto con una de las costumbres valencianas más extendidas, el esmorçar. Bocadillo, altramuces, cacahuetes y un cremaet de postre. Irresistible.