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La verdad sobre... Tener citas siendo mujer plus size

Escrito por Scotty Unfamous

La primera vez que tuve sexo, me tapé la barriga. Nadie me había visto nunca completamente desnuda. Se podría pensar que, con todas esas escenas de sexo suave de los primeros rollos en la mayoría de edad, en las que la chica se avergüenza de exponer sus partes íntimas por primera vez, intentaría ocultar mis tetas y mis genitales, pero no. Me rodeé la barriga con los brazos porque no quería que el chico que había elegido para mi debut sexual viera que estaba gorda. Alerta de spoiler: él ya sabía que lo estaba.

Pienso mucho en ese momento y analizo las razones por las que reaccioné así. Lo cual no quiere decir que debería haberme avergonzado de mis partes pudendas, pero mientras crecía, el discurso que rodeaba a las tallas grandes era mucho más negativo que ahora. Como resultado, interioricé más vergüenza en torno a mis partes blandas que en torno a aquellas partes del cuerpo de las que era "normal" tener vergüenza. En mi cabeza pensaba: "Ahh, va a ver mis estrías y mis zonas blandas y se le va a bajar la erección porque esta parte de mí es una asesina de erecciones". Pero siendo realistas, él tenía una chica desnuda en su cama que estaba dispuesta a dejarle entrar en su cuerpo. ¡No le importaban mis malditas estrías! He tenido diferentes grados de grasa toda mi vida, y solo hizo falta un minuto de calentón para sentirme lo suficientemente cómoda con mi cuerpo como para abrazarlo y celebrarlo, además de a mí misma.

Cuando se trata de salir con alguien, ser plus size puede parecer una desventaja. Pensemos en ello: vemos y leemos innumerables historias románticas en las que las mujeres de complexión más pequeña son el centro de interés amoroso que consigue al hombre de sus sueños, mientras que la chica gorda se ve reducida a ser la amiga de apoyo emocional o el alivio cómico. Si, por casualidad, es segura de sí misma, la mayoría de las veces su confianza se presenta como una forma de engaño. Eso, o se la presenta como la chica del pueblo que es genial, pero con la que nunca saldrías porque es gorda. Este tipo de personaje suele ser desexualizado y visto como del tipo hablador, hogareño y educado que sólo consigue al tipo atractivo por un golpe de suerte, o si éste llega a conocer realmente su personalidad y está dispuesto a pasar por alto su gordura.

La chica gorda nunca fue una amenaza para sus compañeras, y si por casualidad lo era, resultaba de lo más audaz, porque ¿cómo podría alguien elegir la gordura en lugar de la delgadez? Tuve una experiencia así el año pasado, cuando un famoso jugador de la NFL vio una foto mía en Internet con dos mujeres de complexión más pequeña y pidió en Twitter que me localizaran para invitarme a salir. (Nota al margen: tengo una relación, así que la cosa no llegó a ninguna parte). Cuando entré en la aplicación, mis comentarios estaban inundados de hombres que estaban perplejos de que alguien se interesara por mí, porque estaba gorda y había mujeres más delgadas en la foto que consideraban mejores opciones. Llegó a ser tan abrumador que tuve que hacer que borrara sus tuits para que me dejaran en paz.

En los últimos años, se han producido ligeras mejoras en la representación del personaje plus size. Ahora la vemos más, pero aunque sea deseable, su peso es casi siempre un tema de interés. Nunca se limita a ser una mujer atractiva. Cuando se discute sobre la deseabilidad de la gordura, a menudo está plagado de personas que tratan la obesidad como un fetiche. Como vemos con frecuencia en el movimiento de la positividad corporal, estas narrativas también se centran en la versión idealizada de la gordura: un vientre relativamente plano, unas caderas gruesas, un culo espectacular y una cintura diminuta. No encajar en estos moldes socialmente aceptables y no ver que las mujeres que se parecen a ti son abiertamente deseadas (porque esa es otra posible desventaja en el ámbito de las citas: cuando a los hombres que les gustan las chicas más grandes, fuera de fetichizarlas, sólo les gustan a puerta cerrada) puede hacer que te sientas indigna de ir detrás del tipo de personas que realmente te atraen. Puede dejarte con la sensación de que debes conformarte con lo que te ofrecen y alegrarte de que alguien te dedique su tiempo.

Esta era una visión que me propuse combatir. Cuando se trata de la confianza sexual y corporal, insisto mucho ante mi público en el poder del amor propio. No el amor propio como construcción fundada en el deseo de la gente, sino el que requiere un trabajo constante. Un trabajo duro. El tipo de trabajo duro que te exige enfrentarte a ti y a quienes te rodean. El tipo de trabajo que te obliga a desarraigar las malas hierbas del odio propio tan profundamente adheridas a tu psique que puede resultar incómodo y estresante, porque te fuerza no sólo a responsabilizar a quienes te rodean de cómo te percibes, sino también a que lo hagas tú.

Salir con una mujer plus size puede hacer que las citas sean mucho más difíciles, porque puede crear esta especie de ansiedad en la que sientes que tu cuerpo arruinará tus posibilidades de encontrar a alguien. Por ejemplo, en el mundo de las citas online o en las redes sociales, publicas fotos tuyas, quizás sólo de tu cara porque no tienes confianza en tu cuerpo, y alguien se interesa. Empezáis a hablar y te dice que le gustaría ver una foto tuya de cuerpo entero o conocerte en persona. Te pones de los nervios porque no has desvelado que estás gorda, y sientes que debes advertirles porque te preocupa que se decepcionen.

Todo el mundo ha oído historias de horror sobre citas de mujeres con sobrepeso que hacen que muchas se sientan reticentes a la hora de salir a la calle. Les hacen conformarse con mucho menos de lo que merecen sólo para señalar que al menos han conseguido a alguien que quiere acostarse con ellas. Por eso es tan importante que trabajes para llenarte de ese amor que quizás no siempre se te ha dado.

Cuando se trata de salir con alguien, que le den a toda esa mierda de "espero gustarles aunque esté gorda". Es debilitante y estás cediendo gratuitamente tu potestad cuando no tienes por qué hacerlo. En su lugar, empodérate y ten en cuenta tu opinión. ¿Te gustan? ¿Te hacen sentir bien? ¿Qué expectativas tienen que cumplir para que te interesen? ¿Cuáles son tus puntos no negociables? Fuera de esta otra gente, ¿qué tipo de persona quieres ser? ¿Cómo quieres que el mundo te perciba y cómo puedes hacerlo de la manera más auténtica?

El mayor punto de inflexión de mi vida en pareja se produjo cuando decidí que era una chica atractiva y me comporté como tal. Me erguí al máximo, ocupé el espacio sin reparos y me compré la ropa que me gustaba en lugar de la que me decían que debía llevar. Presté atención a cómo quedaba puesta en mi cuerpo y a cómo me sentía cuando la llevaba puesta. Comencé rituales de autocuidado y belleza que amplificaban esos sentimientos positivos hacia mí. Además, empecé a seguir a personas en las redes sociales que se parecían a mí y que se comportaban como la mejor versión de sí mismas, fuera cual fuera su talla. Salí con personas que me celebraban, en contraposición a las que (intencionadamente o no) me deprimían. Me acostumbré a sentirme cómoda con los cumplidos y, cuando los recibía, en lugar de rechazarlos torpemente, aprendí a dar las gracias. La culminación de estos pequeños actos transformó mis experiencias en las citas. Al tenerme a mí misma en mayor estima y proyectarlo al mundo, el mundo empezó a responderme de forma diferente y el calibre de las personas que atraía se correspondía a mi energía. Esto, a su vez, facilitó las citas. La energía pasó de "eres guapa para ser una chica grande" a "eres guapa", y punto.

No voy a pretender que las cosas sean siempre arcoiris y unicornios sólo porque mi mentalidad y mi forma de presentarme hayan cambiado, porque no puedes controlar cómo reacciona el mundo entero ante ti. Pero sí puedes controlar cómo reaccionas tú a sus reacciones. Date cuenta de que no tienes que asumir los problemas que la gente tiene con tu cuerpo, porque no es asunto tuyo. La mayoría de las veces, la gente proyecta sus problemas en ti, tratando de construirse a sí mismos utilizando el daño que te causan como trampolín. Sus opiniones no son tu problema, a menos que tú lo conviertas en tal.

Comprende que no importa cuánto peso pierdas o ganes, cuánto dinero ganes, lo inteligente, lo buena, lo divertida o lo convencionalmente atractiva que seas, siempre habrá alguien que se oponga a ti. ¿Por qué perder el tiempo tratando de cumplir con estándares que nunca serán lo suficientemente buenos para la gente que está empeñada en no apreciarte? Gústate a ti misma. Ve en busca del tipo de pareja/relaciones/experiencias de citas que quieres y ten en cuenta que estas cosas son tan alcanzables para ti como para cualquier otra persona. Sé consciente de que no tienes suerte de conseguirlas cuando las consigues, las tienes porque te las mereces tanto como cualquier otra persona.

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