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Cómo saber si vuestras discusiones son sanas

Escrito por Xenia Ellenbogen

Todas las parejas lo hacen, es decir, se pelean. Aunque puede ser desagradable, las discusiones forman parte de una relación sana. A veces, es el catalizador de un cambio muy necesario y puede acercar a las parejas entre sí. Pero, ¿con qué frecuencia es demasiado frecuente y cómo se puede saber si las peleas son tóxicas o no?

Si alguna vez durante una riña acalorada con tu pareja has pensado: "¿Esto es saludable?", no eres la única persona. Desgraciadamente, a las parejas no se les entrega una guía al iniciar la relación con todo lo que necesitan saber sobre estilos de comunicación saludables. Pero hay señales de advertencia que pueden ayudarte a evitar las peleas dañinas y a garantizar que tu discusión se mantiene en la zona segura.

Al no conocer si sus estilos de comunicación son o no nocivos, muchas parejas no saben cómo debe ser una pelea. Aunque haya quien lo considere una rareza, no siempre tiene que haber gritos o duras críticas de por medio.

Para clarificar lo que es pernicioso y lo que no lo es cuando se trata de discutir, me puse en contacto con Doug Richard, un terapeuta matrimonial y familiar licenciado, propietario y CVO de Rooted Relational Therapy.

Distinguir entre una pelea sana y una peligrosa

Si quieres saber si tus riñas son saludables o no, un buen punto de partida es detectar los síntomas de una pelea tóxica. Richard dice que las discusiones no son saludables "cuando uno o ambos miembros de la pareja van a por el otro en lugar de centrarse en los problemas que les molestan". Por desgracia, es fácil que las peleas insanas se vuelvan cíclicas.

Richard explica que "las parejas se ven atrapadas en un bucle de interacción negativa, que suele caracterizarse por una andanada de críticas y defensas, en la que una parte de la pareja dice algo, y la otra lo percibe como cruel y reacciona a la defensiva, y luego la primera persona reacciona a la reacción de su pareja". En ese momento no importa quién empezó, ya que ambas partes están en sus respectivas trincheras lanzándose granadas".

Richard hace referencia a Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis de John Gottman: la crítica, el desprecio, la actitud defensiva y la evasión (el cierre), que son los estilos de comunicación que aumentan las posibilidades de divorcio.

En cambio, las disputas saludables "son la forma en que las parejas sanas afrontan los conflictos sin atacarse mutuamente, ponerse a la defensiva o cerrarse en banda. Luchan en común contra sus problemas en lugar de luchar entre sí", dice Richard. Durante el desarrollo del conflicto, nuestro especialista asegura que puedes sentir "tensión, ansiedad y vulnerabilidad".

Una diferencia esencial es que, tras el desacuerdo, "puede que sientas un poco de desgaste, tal vez, incluso, agotamiento si nadie te ha enseñado que tener diferencias está bien, pero lo más probable es que te sientas más cerca de tu pareja", afirma el terapeuta.

¿Cómo saber si vuestras peleas son tóxicas?

Los indicadores obvios pueden ser los gritos o la violencia física, pero a veces las señales de advertencia pueden ser menos evidentes.

"Si sientes rabia, sientes que quieres herir a la otra persona (incluso emocionalmente), o ves que tu pareja responde con miedo o enfado, probablemente sea el momento idóneo para que pidas tiempo muerto y que realices alguna rutina o ejercicio de respiración que te ayude a calmarte", sugiere Richard.

La clave es prestar atención a cómo reacciona tu cuerpo.

¿Alguna vez has sentido que has perdido el control en una discusión? Hay una razón para ello. Richard atribuye esa sensación de agobio a la entrada en la "zona de inundación", durante la cual "tu córtex prefrontal desconecta y te quedas con tu respuesta de lucha, huida o paralización". Es entonces cuando la gente hace o dice cosas que no haría si pudiera pensar con claridad. En una pelea sana, las conversaciones se centran en los problemas y en mantener la relación, no en la otra persona y en criticar la relación".

Cuando sientas que la situación te abruma demasiado como para continuar, nuestro psicólogo recomienda que te tomes un descanso y te tranquilices. ¿La pega? Que no puedes pedir una pausa para tu pareja. Según Richard, las personas nunca responden bien cuando se les dice que necesitan calmarse. Después de pedir un respiro para ti, haz cualquier cosa para sosegarte.

Richard sugiere hacer algo que te ayude a volver a un estado más relajado, como el yoga, la meditación, cortar el césped, dar un paseo o leer un libro, para que puedas volver a la conversación con el córtex prefrontal en pleno funcionamiento.

Comunicación saludable: una guía paso a paso

¿Otra clave para discusiones más fructíferas? Ser consciente de cómo las empiezas. Una forma segura de no conseguir lo que quieres, explica Richard, "es cuando una conversación comienza con una crítica (a menudo en forma de "tú"). Si te sorprendes a ti mismo/a en el acto, discúlpate y pide volver a empezar. Insistir sólo empeorará las cosas".

También hay una fórmula sencilla para suavizar un desacuerdo. "Me sentí X cuando ocurrió Y; me gustaría Z. Este formato te permite ser valientemente vulnerable, compartir cuál es el problema para ti y decirle a tu pareja lo que necesitas, todo ello sin atacarla".

En lugar de ponerte a la defensiva, intenta escuchar de forma reflexiva durante el transcurso de la discusión, repitiendo a la persona lo que acaba de expresar para asegurarte de que lo has entendido correctamente.

¿Otra pieza crucial? ¡Validar las emociones de tu pareja! Richard aconseja hacer saber a tu pareja que para ti tiene sentido que se sienta como lo hace.

¿Pero cuántas discusiones son demasiadas? Sobre la frecuencia de las peleas no hay una fórmula estándar. En lugar de buscar un número para saber si tus disputas son manejables, comprueba tus sentimientos y tu forma de reñir. No pelear podría implicar evitar el conflicto, lo que suele llevar a reprimir las emociones hasta que explotan y, como puedes imaginar, tampoco es nada bueno.

Si crees que puedes estar entrando en un terreno de enfrentamientos poco saludables, Richard anima a acudir a terapia de pareja especializada y centrada en las emociones que pueda ayudaros a ti y a tu pareja a evitar el estancamiento en el contenido de vuestro conflicto y a centraros en el proceso.

Aprender a ver el conflicto como una capacidad para avanzar a través de un desacuerdo y hacia la otra persona, en lugar de alejarse de ella, puede cambiar el enfoque de las peleas y ayudaros a navegar como un equipo en lugar de cada parte contra la otra.

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