Buscar
Temas
Consejos para las citas online
Cómo vive el mundo del dating una persona intersexual

Durante este mes del Orgullo y más adelante, vamos a centrar nuestra atención en las partes menos conocidas de la comunidad LGBTQIA+ para aportar más visibilidad y celebrar sus historias y experiencias individuales.


Coincidiendo con el lanzamiento del primer vídeo de nuestra serie “Las letras de…” con le cineasta, modelo, escritore y activista intersexual River Gallo, hemos pedido al monologuista, activista intersexual y sensación en Hollywood, Seven Graham, que escriba sobre su experiencia en el mundo del dating, probar nuevas experiencias y ser honeste consigo misme y los demás.



Hablaré con honestidad, he tenido citas desde antes de que algunes de vosotres hubieseis nacido.


Y estos 18 últimos meses, desde que cumplí los 50, mi vida amorosa es más divertida y está más activa que nunca.


Cuando mi segundo matrimonio se rompió, me sentí como un auténtico fracaso en cuanto a las relaciones y padecí una crisis que afectó tanto a mi salud mental como física.


Al tener tanto tiempo para pensar, me di cuenta de la desconexión que existía con respecto a quién soy como ser sexual y cómo me había acostumbrado a no arriesgarme, al salir solo con mujeres cis durante años.


¿Por quién podría sentir atracción si me permitiera mirar a mi alrededor? ¿Cómo de condicionado por la sociedad estaba mi deseo?


Veréis, durante años había estado guardando un secreto: soy intersexual; lo que significa que no soy ni hombre ni mujer, soy los dos, soy biológicamente no binario.


Parte de los motivos por los que solo salía con mujeres es que me parecía que eran más tolerantes y juzgaban menos. Los hombres me daban mucho más miedo y me encantaban las mujeres, así que ¿para qué molestarme en darles a los hombres (cis) el beneficio de la duda?


Decidí desafiar mi manera de pensar y las creencias que me limitaban y me comprometí a tomar medidas, a sentir miedo pero seguir adelante.


Empecé por buscar la app adecuada para mí y a aprender a hacerme un perfil interesante.


Comencé a recibir mensajes, me pedían salir, y decidí decir que sí a un amplio rango de personas, incluidas algunas que pensaba que no me atraerían. Algunas de esas personas me dejaron sin palabras, literalmente.


Me sorprendió ver que cada vez que reescribía mi perfil, de forma cada vez más honesta, la gente se interesaba más por mí, y no al revés. Empecé a invitar a gente a salir y me encantó ser esa persona que toma las riendas.


Al reafirmarme como persona y comenzar a “sentir mi potencial”, mi confianza a la hora de tener citas mejoró y encontré la llave a un paraíso de diversión que nunca pensé que se abriría para mí. Para cualquier otra persona sí, pero no para le pobre bicho raro que sentía que era.


Aparte de tener un cuerpo diferente al “normal”, sentía como si hubiese nacido sin un manual de dating y relaciones. Así que durante mi adolescencia y la década de mis veintes, acumulé una buena suma de libros de autoayuda para aprender.


Siempre me he sentido como en casa escondiéndome detrás de un buen libro, pero fue cuando los recogí para mudarme del Reino Unido a Los Ángeles cuando me di cuenta de la cantidad de ellos que eran sobre sexo y relaciones. ¡Era una obsesión! Probablemente porque siempre había sentido que las relaciones con seres humanos no eran para mí.


Conocía muy bien la teoría sobre el sexo y el amor, pero al ponerla en práctica siendo adolescente, dependía totalmente del alcohol y las drogas para coger el valor necesario para superar las inseguridades sobre mi físico y mi baja autoestima.


Recuperándome de mis adicciones y tras 18 años sin probar el alcohol, como una persona sobria a los treinta y pocos, tuve que aprender a hacerlo todo de nuevo sin mis antiguos apoyos. Fueron tiempos difíciles.


Pero ha valido la pena porque al mismo tiempo que he aprendido a divertirme de forma sana y limpia (y sucia también), ahora, prácticamente tengo un doctorado en dating, sexo y relaciones. A esta “investigación” la llamo Project Panda y hago uso de ella en mis monólogos. He acumulado muchísima información (y fotos de p*****) que pueden ayudarte e inspirarte, o simplemente hacerte reír. 


Como mínimo, leer esto te ayudará a ver que no importa cómo de grandes o pequeños sean tus problemas o cómo te puntúes del 0 al 10, también puedes tener buenas citas y buen sexo con quien quieras, siempre que salgas de ese bucle de decirte que no puedes lograrlo y empieces a decirte que sí.



He tenido citas maravillosas y he conocido gente increíble, también he tenido algunas citas muy malas y nada divertidas e historias que no querrías contarle a nadie.


Se me viene a la cabeza un chico que me regaló una rana de goma sujeta a un tapón de bañera como agradecimiento por tener sexo en la primera “cita”.


No tengo ni idea de por qué me regaló un juguete de baño. Supongo que porque besé a una rana que nunca se convertiría en príncipe azul.


También quedé con una “lesbiana rockera”, como se había denominado a sí misma en una columna de citas de una revista, que era mucho más bajita de lo que parecía en la foto; además, tocaba el violín en un grupo terrible estilo años 80. Los violines NO son rock and roll.


Me molestó tanto el abismo entre lo que vendía de sí misma y la realidad que, aunque parecía muy maja y aunque la gente pequeña que puedo levantar y llevar a la cama me parece muy sexy, no pude tolerar las mentiras.


La peor cita (hasta ahora) parecía tan prometedora cuando íbamos en el Uber… Me invitó a su casa de la playa de 20 millones de dólares en Malibú. Era alto, guapo y le dejé llevarme de la mano al piso de arriba para tumbarme en su enorme cama con vistas al mar. Empezamos a besarnos con el sonido de las olas.


Me sentía parte de un romance de una película de Hollywood, algo muy excitante para alguien del Reino Unido que vivía en Los Ángeles.


Después, las cosas se volvieron algo raritas: me pidió que le lamiera la axila para “crear un vínculo con su esencia de hombre”.


Y ni siquiera fue lo peor. Tenía un gusto horrible, HORRIBLE, para la música. Mientras nos besábamos, si sonaba una canción que le gustase, se sentaba de pronto todo serio y me cantaba la canción. No solo los coros. La canción enterita. Cada palabra. No sabía cantar. Y quería que le aplaudiera al acabar. Después volvía a besarme apasionadamente, como héroe que vuelve de la batalla.


Al final de la cita, habían pasado cosas tan raras y me había contado historias tan disparatadas, que ni siquiera sabía si aquella era realmente su casa.


¿Era en realidad el encargado de la limpieza y tenía un juego de llaves? Y aunque tuviese una patente (presuntamente de algo tecnológico que todos usamos a diario) y la casa fuese realmente suya, no quise saber nada de una segunda cita. Parecía muy sorprendido por mi rechazo.


En todos estos años de experiencia en dating, he aprendido, por las malas, que no hay nada más importante que la honestidad y la comunicación si queremos atraer a gente interesante con la que pasar buenos momentos y tener cada vez mejores citas que lleven a buen sexo y buena conexión.


Una relación estable que nos permita mostrarnos tal y como somos y crecer necesita unos buenos cimientos.


Las citas basadas en esconder la verdad y las relaciones basadas en fantasías, se marchitan y mueren. La atracción sexual (no importa la belleza) no sobrevivirá meses o años, ni permanecerá intensa ni satisfactoria sin conexión real e intimidad.


Un mal matrimonio es como una cadena perpetua y la cama marital puede ser el sitio más solitario del mundo. Hubo momentos en mi segundo matrimonio que hubiese deseado morir. O que se muriera ella. Ninguna de las opciones es exactamente el final de un cuento de hadas al estilo “y fueron felices y comieron perdices”. Es bastante triste… 


Fue un camino largo y sinuoso el que me llevó a descubrir que la HONESTIDAD es el polvo mágico que puede volver nuestros sueños realidad.


La honestidad era algo realmente difícil para mí: muy poca gente sabe qué es una persona intersexual y, por la manera en la que me trataron los médicos en mi infancia, sentía mucha vergüenza porque mi cuerpo y mi identidad de género se salían de la binariedad de género.


No tenía ningún modelo a seguir, nadie que me afirmase que ser intersexual es algo natural, especial e interesante. Los médicos lo llaman “desorden de desarrollo sexual”, lo que, por supuesto, nos hace ver nuestros cuerpos como defectuosos y daña la percepción que tenemos sobre nuestra persona. 

Se me daba tan bien esconder la verdad, que me autoengañé intentando encajar en la cajita rosa de la feminidad y pasé por alto el hecho de que me atraen muchas cosas, especialmente los corazones buenos y sensibles y la inteligencia. Y también un buen pene, claro. 


Gracias a quedar de forma honesta, he descubierto que mucha gente se siente atraída por mí al ser un ser humano híbrido.


Nadie me ha rechazado tanto como lo he hecho yo.


Ahora tengo tanta confianza que estoy echando por tierra todas mis normas anteriores. Todavía no me he armado de valor para probar algunas cosas que quería, pero tengo muchas ganas de hacerlo cuando llegue el momento. 


Seven Graham es coach de optimización mental, es el primer monologuista intersexual, defensor intersexual, amante de los beagle, 95% vegane, arquitecte del Nuevo Hollywood, activista, skate-boarder, la “i” de interesante, y alguien que da que hablar.


Entrar en Badoo
Más información sobre Badoo
Seamos honestos