Probablemente conozcas el sentimiento: estás en el sofá con la persona con la que sales y, de repente, gira su cabeza y te mira de esa manera. Sabes lo que significa: ven aquí. Te apetece, te acercas con un sensual contoneo, te abraza con esos brazos suyos, te excitas solo de pensar en lo que va a pasar y… sin saber cómo vas y te emparanoias con un pensamiento negativo. “Uy, me está tocando la barriga”, o “Iiiihh, me va a tocar la parte de atrás del brazo y está blandita”. El pensamiento te cruza como una corriente eléctrica, sacudiéndote de mala manera con tus propios complejos físicos. Los pensamientos negativos sobre nuestra apariencia son algo normal, pero no son para nada de agradecer. Y, por supuesto, no deberían arruinar tu vida sexual.
La mayoría de nosotros nos veremos afectados por los complejos físicos en algún momento de nuestras vidas (algunos más que otros). Según una encuesta de 2019 de YouGov en asociación con la Mental Health Foundation, 1 de cada 5 adultos en el Reino Unido se ha sentido avergonzado por su aspecto físico. Nos han enseñado desde una edad ridículamente temprana que nuestra apariencia es la parte más importante de nosotros, pero no es cierto. Lo que de verdad importa es tratarte a ti mismo con compasión. Es completamente normal tener días de bajón y no sentirte tú mismo al 100 % todo el rato, pero cuando empieza a provocar que dejes de hacer cosas que te gustan, como tener un sexo maravilloso sin complejos, es posible que necesites un pequeño recordatorio de cómo salir adelante. Aquí te presentamos nuestros mejores consejos para combatir esos complejos a la hora de tener sexo.
1. Prueba el mindful sex
Cuando tenemos una percepción negativa de nuestro cuerpo, solemos centrar nuestra atención durante el sexo en la apariencia que tenemos, en vez de en sentir placer. Podemos estar criticándonos internamente o evitando ciertas posturas por miedo a que se vean partes que nos acomplejan. En vez de dedicarte a pensar en cómo se ve tu cuerpo, prueba a centrar tu atención en cada sensación y en lo que te está gustando. Por ejemplo, cambia el “me va a ver la celulitis del muslo” por un “cómo me encanta el roce de sus dedos en mi piel”. Céntrate en tu respiración, en cómo se mueve tu pareja y en las sensaciones placenteras que estás disfrutando y, con suerte, tu mente criticona captará la indirecta.
2. No sientas que tienes que actuar
El porno nos ha mostrado que el sexo es de una determinada manera: nadie tiene pelo por ningún sitio, ningún movimiento cuesta esfuerzo y todos llegan al orgasmo a la vez. Es una versión del sexo más falsa que un billete de 30 €, sin choques de cabeza al cambiar de postura, sin ruiditos que te dan la risa y sin el momento antierótico, pero necesario, de ir al baño una vez hayáis terminado. Puede hacerte pensar que debes actuar como los actores porno, pero hay una razón por la que el porno es popular: es fantasía. A diferencia de una película (no porno), donde podemos dejar la realidad a un lado y disfrutar de la historia tal y como es, el porno se mete en nuestras cabezas a su propia manera. No todas las posturas van a ser estéticamente atractivas, ¿pero a quién le importa si os lo pasáis bien? Dale un repaso a las nociones de cómo debe verse tu cuerpo durante el sexo divirtiéndote explorándote, mastúrbate en distintas posiciones. Aprende qué te gusta y que no tiene que ser igual a lo que ves en la pantalla.
3. Sigue a gente en las redes sociales que se parezcan a ti
Seamos honestos, pasamos tanto tiempo con el teléfono en la mano que ya casi parece un apéndice. Sabemos que no es sano, pero cuando el aburrimiento aprieta e Instagram está esperando… es difícil resistirse. Que nuestro feed se llene únicamente de modelos rebosantes de glamour y que no se parecen a nosotros en nada, poco va a hacer para ayudarnos con nuestra autoestima en relación a nuestro aspecto (a menos que tengas una seguridad en ti mismo nivel supremo, en cuyo caso, bien por ti). Adaptar nuestro feed es una manera muy sencilla de marcar una diferencia en nuestra confianza. Al seguir a influencers y activistas body positive que dan importancia a la sensualidad en vez de a la talla, peso, género, sexualidad o raza, estamos programando poco a poco nuestros cerebros para ir cambiando lo que entendemos por sexy.
4. Recuerda que la persona con la que estás en la cama quiere estar ahí
En pleno momento de pasión, quieres sentirte sexy, apreciado y deseado, pero cuando la imagen que tienes de ti mismo no es la óptima, es fácil que te replantees tu valía. En vez de pensar solo en tus inseguridades, prueba a recordarte a ti mismo que esa persona, o personas, con las que estás quieren estar ahí tanto como tú. Todos sabemos que el consentimiento es obligatorio, así que una vez que lo tienes, ya está. De la misma forma que deseas a la persona con la que estás teniendo sexo, procura recordar que te desean de la misma manera.
5. Acepta que todos los cuerpos están bien
Los cuerpos fluctúan de forma y talla: es natural. Hemos pasado encerrados en casa la mayor parte de este año y, mientras que algunas personas aprovecharon para entrenar en casa, otros muchos nos hemos centrado en sobrevivir. Nuestros cuerpos probablemente no están igual que el año pasado, y no pasa nada. No eres menos sexy solo porque no consigas abotonar tus vaqueros o porque tengas menos curvas. Tu cuerpo siempre será digno de aprecio, por tu parte y por la de los demás. Y todos los cuerpos pueden ser sexys.
Cuando la confianza en nuestro físico está baja, es fácil sentirse como que somos las únicas personas en el mundo que se sienten como una mierda consigo mismas. La verdad es que la autoestima es un músculo, algo que todos necesitamos ejercitar de vez en cuando. Siempre habrá momentos en los que nos sintamos un poquito menos atractivos, pero eso no significa que sea algo real. Recuerda que estás genial tengas la apariencia que tengas (y que mereces tener sexo espectacular).